Con Cuidadanas desconectas y puedes ver todo desde otro punto de vista
Desde Córdoba, hemos contado con la colaboración de Mª Carmen Pérez García quien nos ha explicado su experiencia como cuidadora y su paso por el programa.
Cuéntanos por qué llegaste a Cuidadanas.
Siempre he sido muy curiosa, y he participado en distintas actividades y eventos. En el momento que a mi madre le diagnosticaron Alzheimer empecé a investigar. Cuando empiezas como cuidadora estás desorientada. Sin embargo, conocí Cuidadanas, donde te relacionas con personas en una situación parecida a la tuya.
¿Qué te animó a venir?
Cuando estas en una situación complicada, acabas en un pozo, y dices a menudo «ya mañana…´´. Estaba en una situación difícil, porque además de la situación de mis padres, mi marido fue diagnosticado con Parkinson. Fue entonces cuando me anime ir a los talleres, trataba de hacer propuestas, implicarme…
¿Qué has cambiado en tu vida para situarte también en el centro de tu cuidado?
A veces tenemos herramientas, pero no somos consciente de ello. Es necesario conocerse. Entonces te das cuenta de que, si tú no tienes calidad de vida, tampoco puedes ofrecerla.
¿Cuáles consideras tus logros más destacados?
Preservar en etapas complicadas. Si me ahogo o no puedo más, siempre busco un espacio para mí. Intento salir a pasear, a charlar con una amiga… Y, sobre todo, busco tiempo para mis actividades creativas.
Hablemos de dificultades… ¿Qué obstáculos te has encontrado en este camino?
Aceptar la enfermedad (tanto de mis padres, como del padre de mis hijos). También pierdes amistades, porque a lo mejor no entienden tu nueva situación. Pero con Cuidadanas desconectas, y puedes ver todo desde otro punto de vista. Si sales de tu situación y conoces otras cosas (una conversación, un taller, un cuadro…), te desprendes por un momento del rol de cuidadora.
Y ahora, ¿Qué retos te has planteado?
El día a día es un reto. Reflexionar sobre los problemas que van surgiendo y buscar soluciones. Muchas veces te toca tomar decisiones delicadas, y buscar alternativas. Por ejemplo, tal como funciona la seguridad social, a veces me toca hacer de enfermera. Eso sí, no puedo perder salir y tener mi tiempo.
¿Qué le dirías a una mujer cuidadora, en una situación parecida a la que tú tenías?
Aceptar la enfermedad y el cambio. Se trata de un cambio radical en cómo organizas tu vida. Pero le diría que salga a pasear y que busque retos que le motiven. Aunque sea tomarse un café en una terraza. Te relacionas con personas, te ríes… Siempre vas a tener mejores y peores momentos, pero nos tenemos que acordar de nuestros propios logros.